Los jardines de la Luna
Malaz: el libro de los caídos I
Steven Erikson

10/04/2019

Sinopsis: «Tras guerras interminables y amargas luchas internas, el descontento se ha apoderado del Imperio de Malaz. Incluso las tropas imperiales, siempre ansiosas por derramar sangre, necesitan un respiro. Sin embargo, las pretensiones expansionistas de la emperatriz Laseen no tienen límites, más aun cuando son reforzadas por sus temibles agentes de la Garra.

El sargento Whiskeyjack y su escuadrón necesitan tiempo para llorar los muertos del último asedio, pero Darujhistan, la última de las Ciudades Libres de Genabackis, los espera; en ella ha puesto la emperatriz su mirada depredadora.

El Imperio no está solo en este juego. Las fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas y, entretanto, hasta los dioses se preparan para la batalla».

Portada de la edición española de Los jardines de la Luna
Cubiertas de las ediciones españolas

Lo primero que hay que saber de la saga Malaz: el libro de los caídos, es que no es para cualquiera. No es que lo diga yo; lo dice su autor en un prólogo que más bien sirve de advertencia y, a la vez, de invitación.

Como advertencia nos dice que el camino por recorrer es muy largo (ni más ni menos que diez libros) y que todo lo que queda por delante será igual de duro que el comienzo, así que si lo que lees durante el primer tercio de novela no te agrada, te parece demasiado denso o te resulta confuso, es mejor que te bajes del carro en ese momento, porque todo lo que vendrá después seguirá con el mismo estilo.

La invitación es exactamente la misma: si el principio te gusta (o al menos no hace que te rindas), tienes por delante una increíble aventura que te va a enganchar de principio a fin.

Ilustración de Engendro de Luna
Engendro de Luna, la fortaleza flontante regida por Anomander Rake

Los que se enfrentan a Los jardines de la Luna se encuentran, de golpe y porrazo, en medio de una historia que ya ha comenzado; la acción está en marcha, y apenas hay contexto para entender lo que va sucediendo. Es avanzando a través de toda la novela, cogiendo retazos de aquí y de allá y uniéndolos como piezas de un puzle, como consigues poco a poco formarte una idea del trasfondo que hay detrás. Pero aun así el puzle sigue lejos de estar completo, solo se han unido unas cuantas piezas para ofrecer una imagen lo suficientemente nítida para darte una idea de lo que está sucediendo. Este puzle, imagino, se irá completando a medida que se avanza por toda la saga.

La historia se desarrolla en un mundo de fantasía nacido de la imaginación de Steven Erikson, autor de esta saga, y su amigo Ian C. Esslemont, que ha escrito la saga hermana Malaz: el Imperio. Los comienzos de este mundo provienen de una ambientación de juegos de rol creada entre ambos; de ahí se pasó a un guion cinematográfico, rechazado por resultar demasiado ambicioso; finalmente, tras muchas dificultades, llegó al ámbito literario.

El mundo en que se desarrolla la saga es muy amplio, extendiéndose tanto en superficie como en tiempo, al igual que las razas que lo habitan, las que ya desaparecieron y las que van a desaparecer. Está colmado de multitud de detalles, de costumbres, de leyendas, lo que convierte la ambientación en algo que tiene vida por sí misma. Por eso, aunque estés inmerso en un arco argumental, sabes que hay muchos más, algunos con los que te encontrarás tarde o temprano, y otros a los que no te acercarás ni de refilón.

Ilustración de Onos T'olaan
El imass Onos T'oolan acabando con un enemigo, con la Consejera Lorn al fondo

Uno de los puntos más importantes son los personajes. Yo no me atrevo a decir quién es el protagonista de Los jardines de la Luna, porque hay muchos, cada uno el eje central de su propio arco argumental y un secundario del arco de muchos otros. Esta complejidad no solo se limita a las relaciones entre los personajes, sino que también atañe a la personalidad de cada uno de ellos. Cada personaje es un mundo, bien construido y detallado, con sus propias ambiciones, miedos y debilidades. Al igual que ocurre con el trasfondo de la historia, al principio los personajes nos resultan unos desconocidos de los que no sabemos gran cosa, pero gracias a sus relaciones con otros y a algún que otro discurso interno, van dejando pinceladas con las que vamos entendiendo sus motivaciones. Además, cuando un personaje parece que va a caer en un cliché, actúa de una manera totalmente imprevista, ofreciendo un poco más de sí mismo. Es muy fácil empatizar con algunos, mientras que a otros se les coge manía pronto. Pero esos sentimientos no tienen que ser permanentes, según vas conociendo más de ellos tus impresiones van variando… en algunos casos.

Ilustración de Whiskeyjack y Paran
El comandante Whiskeyjack y un joven Ganoes Paran observan, en la primera escena del libro, los altercados de Ciudad Malaz

En cuanto a la historia, el argumento puede parecer el típico de tantas y tantas obras de fantasía, aunque no hace falta avanzar mucho en la lectura para entender que la aventura guarda distancia con lo más clásico. Tenemos un imperio que quiere seguir expandiendo sus fronteras hasta aglomerar todo el mundo bajo un mismo Señor (Señora, en esta ocasión). Las traiciones y los cambios de lealtad, en muchos casos sutiles, están a la orden del día, y no siempre responden a actos de auténtica mezquindad; más bien al contrario, son las circunstancias y los actos de otros quienes fuerzan esos cambios. Aparte de los seres terrenales, existen otras figuras que tienen sus ambiciones, las de los dioses (también conocidos como Ascendientes), que interfieren de manera activa en el devenir de la historia, ejercen su influencia en ambos bandos e incluso poseen a algunos de los personajes.

El ritmo de la narración, si bien a veces parece fragmentado, es suficiente rápido para asimilar bien las partes en apariencia intranscendentes y disfrutar de la acción. Acción que coge más velocidad en su parte final, donde los hilos argumentales se anudan para dar una cierre bastante satisfactorio a la historia.

Ilustración de Anomander Rake
Anomander Rake, además de ser el señor de Engendro de Luna, es un personaje del que querremos saber mucho más

Se podría hacer un análisis mucho más amplio y detallado de Los jardines de la Luna, pero creo que con lo dicho es más que suficiente para hacerse una idea de lo que esconde tras sus páginas.

Como conclusión, dando mi opinión personal, este primer volumen de Malaz: el libro de los caídos es una buena piedra de toque para saber si embarcarse en una aventura que va más allá de una sola novela. A mí me ha gustado, a pesar de que en más de un momento me he sentido perdido; pero al llegar al final todo cobra sentido, dejando cierta sensación en el lector de triunfo, de haber podido con el libro, y con ganas de enfrentarse al siguiente, titulado Las puertas de la casa de la muerte. Todavía no he comenzado a leerlo, pero cuando lo termine, por aquí tendréis su reseña. Mientras tanto, os invito a que probéis suerte con Los jardines de la Luna.