
La 411
Los pasos de Víctor resonaban sobre la acera con ecos de cansancio y hastío. Frente a él, la mole de piedra y cristal reflejaba los últimos rayos de sol de la tarde. El hotel Astor supondría su sexta tentativa de encontrar alojamiento en una ciudad con la ocupación hotelera al completo. Si no disponían de una habitación para él, la posibilidad de pasar la noche al raso se volvía cada vez más real.
La culpara era de una convención internacional dedicada al material de oficina. ¿Quién iba a imaginar que algo tan anodino pudiera mover a tantísima gente? Él no, desde luego. De haber sido así, hubiera pospuesto su viaje para otro momento más adecuado. Solo quería visitar los monumentos más emblemáticos y un par de museos, recorrer algunas calles y comer en aquel restaurante que le traía tan buenos recuerdos. En cambio, en vez de disfrutar de su estancia en la ciudad que lo acogió durante su época de estudiante, Víctor se veía obligado a vagar como alma en pena buscando un lugar donde dormir. SEGUIR LEYENDO